Casi 9 meses están por cumplirse cuando por fin pude darle su lugar a la muerte de  mis personas significativas en mi casa,   una de ellas mi figura paterna de las más  fuertes y amorosas,  antes mi creencia del amor era que debían decirlo y ser amorosos, pero con él aprendí  a  sentir tanto amor por alguien que no se expresaba y no era afectuoso, pero  sin dudarlo a través de él  comprendí que cuando alguien te ama eso se siente sin necesidad de palabras, las acciones valen el triple, esas que quizás no hacen con  nadie más, por qué es mostrarse vulnerable y él no aprendió de eso, mis abuelos no pudieron enseñarlo por qué tampoco lo tuvieron,  pero conmigo era la excepción y me  lo permitía, en menos de 3 meses tuve que decir también  adiós  a su compañera de vida, entendiendo  mucho más que la conexión  del amor  y la pérdida te lleva también sin que estemos preparados. Aunque  he visto a tantas personas morir que creo que todos en algún momento saben días antes cuándo pasará. 

Desde pequeña todos los temas de muerte y duelo llamaban mucho mi atención, ir al cementerio me daba paz y siempre he sentido un respeto profundo por quienes están viviendo una pérdida,, nunca le he tenido miedo a espantos o quedarme en lugares donde han fallecido personas  y hace 5 meses que me tocó dormir en  la cama de quién había fallecido  pude sentir  la conexión y el respeto tan cercano que me hace sentir la muerte y los procesos de duelo.

Cuando comencé a estudiar tanatología qué es el estudio de la muerte, sus etapas y el proceso de transitar entre la muerte y el duelo, , descubrí el significado tan  importante que tenía el tema para mí y es que desde la psicoterapia sistemica mi historia esta llena de muertes sin darle su lugar, eso me convierte en alguien con cercanía a la muerte por que mi proceso de transformación  está justamente en darles su lugar y tomar el que a mí me corresponde. 

Me tomó tanto tiempo llamar a la muerte como tal, hablar de ella, aprender que todo tiene un ciclo de vida y así como la naturaleza misma, todo tiene un principio  y un final, que no quiere decir que no exista el dolor, es más tener esa conexión me hace más vulnerable y emocional ante el dolor y la pérdida. 

Pero lo que comenzó a ser un bálsamo ante el dolor y un proceso de aceptación fueron los rituales, que  he ido descubriendo que tienen el poder curativo de conexión con lo que se va, o con quién se fue, honrar su legado desde lo que más les gustaba, en mi caso tenía que darles lugar a mis muertos y eso hizo hace un par de años armar marco de pared  con sus fotos y eso se convirtió en lo más  significativo,  porque es allí donde habitan en mi casa y les doy su lugar  y además que también habitan en  mi corazón, es mi manera de sostener su recuerdo desde el amor, y cada año en vísperas del día de los  muertos comienzo a cocinar lo que les gustaba, arreglo mi cuadro y enciendo mis velas, esté año tocó  colocar 2 fotos más y estas dolieron mucho más que las anteriores  y hoy casi 9 meses después logré que sus fotos estén en ese marco, lo había pospuesto muchas veces, hasta había soñado a mi tío  preguntándome por su foto, pero yo no estaba lista para verlos alli, hoy  !Lo logre! 

Escribo esto con lágrimas en los ojos y con los ingredientes en la cocina para hacer torrejas, porque era parte de sus tradiciones, hoy llamé a mi mamá para que me recuerde la receta y al terminar de escribir espero tener la energía y la fuerza para cocinarles en  su honor, como ese legado lleno de amor y  hoy de aceptación que ya no están en lo terrenal pero están en el infinito hasta que  nos volvamos a encontrar.

Quieren que el dolor duela menos, recomiendo piensen en sus rituales no específicos,  porque eso nace en cada persona según tu conexión con quien se ha ido.   Si algo he aprendido es que la muerte es justamente la que me recuerda sentirme viva y vivir, y que para honrar su legado nada mejor que VIVIR desde lo que ellos no pudieron.

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