No haré promesas para este Nuevo Año

Está por terminar el año 2024 (que fue como un suspiro)  ¿y por qué  no me haré promesas? Realmente  ya me hartó el discurso trillado y esperanzador desde el optimismo falso que solo vende, pareciendo que lo único importante es tener el planner que usa la influencer de moda o la membresía del gym o lista infinita de dietas y detox que te sugieren por todos lados. 

No me pondré objetivos, metas o logros a alcanzar, cada año hacía una lista de todo lo que deseaba y justamente no se cumplían por eso mismo eran solo cosas deseadas, como ilusiones o sueños por cumplir que solo me hacían crear expectativas. Alguién dirá que entonces me estoy conformando pero no es así, seguiré explorando mi creatividad y avanzando en lo material que vaya necesitando en el camino, pero  me niego a presionarme y dejarme  llevar por la insistencia de ser mejor cada día, de rendir mucho, de permanecer inalterable al paso de los años y agradar siempre.

Procuraré ser más amable y bondadosa conmigo misma, contemplaré a la loca de la casa (así le digo a mis pensamientos recurrentes que me agobian de vez en cuando)

Seré paciente con mis miedos y no lucharé contra ellos: les haré un nido de ternura en el pecho. Ya aprendí que solo dándoles lugar y explorando lo que me quieren decir se calman y desaparecen. Casi siempre aparecen disfrazados de creencias limitantes que me recuerdan a alguna lealtad familiar que me paraliza y frena y me hace sentir solo miedo. 

Me daré todo el tiempo que necesito para mis tristezas, mis duelos, mis nostalgias, me daré el permiso de extrañar lo que fue importante y procuraré siempre ver solo desde el aprendizaje y el agradecimiento. 

Cobijaré mi vulnerabilidad como un tesoro. Me regalaré días de ocio y de silencio, de vagar y reír y me daré  la oportunidad de descubrir nuevos lugares, nuevos sabores, nuevas personas, fluirá hacia donde el amor me lleve aunque haya de vez en cuando desamor la regla será vivir  y ya no sobrevivir 

Escucharé mucho más a mi cuerpo y descansaré todo lo necesario.

Me valoraré por haber llegado hasta aquí. Sobreviviente y extraña, un año dondé no sé ni como en la constante crisis se avanzaba día a día. 

Perseverante en mis intuiciones por qué ella es mi GPS que da la ruta de lo que mi alma siente, me seguiré aceptando dramática, obstinada, despistada, solitaria y rebelde. 

Brindando mi compañía a quién me acepte así y podamos construir el amor aún  en crisis.

Bailaré, contaré historias, me volveré a caer, me repondré sin prisa.

Limpiaré mis heridas, pediré ayuda, seré manada.

Protegeré mis espacios de los depredadores de los obstinados  que no ven más allá del juicio y te quieren hacer daño desde sus propias heridas.

No salvaré  a nadie. Seré compasiva con mi alta sensibilidad y no encajaré en ninguno de los moldes esperados. Seguiré  amando a mi manera no como me dicen que debería de ser.

Me detendré instantes en todo lo efímero del mundo: mariposas y los atardeceres, el olor al café recién hecho por las mañanas,  besos y caricias de quiénes amo.

Dejaré de buscar lo que nunca me encuentra. No me culparé. Respetaré el proceso de cada quién y seguiré dando libertad.

Me regalaré todo aquello que me haga bien y aceptaré con conciencia todas mis sombras. He descubierto que son las aliadas perfectas para cuando necesito poner límites, para cuando mi amor propio necesita fortalecerse.

Me amaré imperfecta, libre, mía.

Bienvenido 2025, bienvenida  vida. Y que llegue la PAZ Y  ABUNDANCIA y no pido AMOR por que ese ya me fue dado y lo tengo de sobra . 

Abrazos al alma y mis mejores deseos en este nuevo año.

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